martes, 10 de enero de 2017

Descubriendo a los Reyes Magos (Parte I)



-Hace años un viajero oriental me propuso adquirir las reliquias más espléndidas de la cristiandad, los cuerpos intactos de los tres Magos.
-¿Los tres Reyes Magos?¿Los tres?¿Enteros?
-Tres, Magos y enteros. Parecen vivos; quiero decir, que parecen recién muertos. (…)
Umbeto Eco, Baudolino.
La festividad de los Reyes Magos me ha dado la idea de hacer mi primera entrada en este blog acerca de estos tres personajes, alrededor de los cuales durante la Edad Media han aparecido una cantidad ingente de leyendas que los ha ido modelando hasta dar con su actual iconografía, tan presente en las fechas recién pasadas.
Mi curiosidad acerca de la figura de los Reyes Magos florece a raíz de la lectura de Baudolino, novela de uno de mis autores favoritos, Umberto Eco, de la cual he extraído el fragmento que da inicio al artículo. Para los que no han leído la novela, Baudolino es un personaje ficticio que, gracias a su condición de hijo adoptivo del emperador romano-germánico Federico Barbarroja, consigue estar presente o tomar partido y hasta ser artífice de los acontecimientos más importantes del siglo XII, entre ellos el descubrimiento y traslado de las reliquias de los Reyes Magos de Milán a Colonia. El fragmento citado marca el principio de este capítulo de la vida del protagonista. Hasta ese momento no tenía ni idea de que existían dichas reliquias y en un primer momento pensé que era una invención del autor, hasta que movido por la curiosidad empecé a buscar información y quedar fascinado con estos personajes de los que antes no tenía mucha idea. A continuación voy a compartir con vosotros algunos detalles interesantes acerca de la construcción de la imagen de los Reyes Magos.
El punto de partida que señalan todos los investigadores es el evangelio de San Mateo, el único canónico que menciona a nuestros protagonistas sin precisar ni su número, ni su condición de reyes ni tampoco sus nombres. Simplemente se habla de unos magos que llegaron de oriente a Jerusalén buscando al rey de los judíos que acababa de nacer y posteriormente, al encontrar a Jesús, le regalaron oro, incienso y mirra. A partir de aquí, en base a los evangelios apócrifos y las leyendas que surgieron alrededor de los Reyes Magos, se empezó la construcción medieval de dichos personajes.
En lo que se refiere a su calificativo de magos (magoi, en griego), los estudiosos han llegado a identificarlos con los sacerdotes mazdeístas de Persia, que tenían amplios conocimientos en materia de astronomía, astrología e interpretación de los sueños, cuya religión también hablaba de la venida de un “mesías”. De allí el hecho de que siguieron una estrella para llegar al lugar de nacimiento de Jesús.
Los presentes ofrecen varios indicios que ayudaron a establecer algunas características de los Magos. En primer lugar, se trata del alto valor económico de los mismos: el oro era el metal más preciado y caro, el incienso era un elemento muy utilizado en las ceremonias religiosas cuyo valor era similar al del oro y la mirra valía siete veces más que los otros dos regalos. También se han desarrollado muchas interpretaciones por parte de los santos padres de la Iglesia acerca de la simbología de los mismos: el oro como tributo a la figura real de Jesús, el incienso como ofrenda a su divinidad y la mirra, como prefiguración de la pasión, por su utilización en los ritos funerarios, como ungüento y embalsamador. Por otra parte la procedencia de estos regalos en la época se ha conectado con la de los mismos Reyes Magos, que podían venir de Arabia, Persia o India, lugares donde se producían estos bienes de lujo. También, por el valor de los presentes y gracias a una interpretación por parte de Tertuliano del salmo 72 (que pensaba que venía al pelo con la historia de los Magos) se llegó a la conclusión de que estos eran también Reyes.
En cuanto a su número, en un principio no quedaba claro, y esto queda reflejado en las pinturas de las catacumbas en las cuales aparecían dos, tres o cuatro magos, aunque finalmente se adoptó el número tres coincidiendo con la cantidad de presentes que trajeron. También se le ha atribuido un carácter simbólico a esta elección: la Trinidad, las tres partes del mundo conocido, las tres edades del hombre, las tres razas que descendieron de Noé. Sin embargo las iglesias siria y armenia mantienen que fueron doce, tal como queda reflejado en un evangelio apócrifo armenio, en concordancia con las doce tribus de Israel. Por último, hay una leyenda menos conocida que habla de un cuarto rey rezagado, que no llegó al punto de partida establecido en un principio y emprendió el camino de Jerusalén por su propia cuenta. Este rey fue encarcelado allí durante treinta años y llegó a postrarse delante del Mesías en el momento de la crucifixión.


Detalle de capitel de la Iglesia de Santa María de Piasca (Cantabria) (s.IX). Se aprecia que hay solo dos Reyes Magos (del segundo personaje se ve solo la parte derecha en el extremo derecho de la escultura)
Foto de Juan Antonio Olañeta (www.claustro.com)
Tras estas indagaciones de los eruditos y estudiosos de la biblia, en el siglo IV se empezó a hablar de los Tres Reyes Magos, aunque la historia no caló hasta siglos después. Los nombres de los tres personajes también procedían de un escrito apócrifo, El evangelio armenio de la Infancia, que los identificaba como Melkon, Gaspar y Baltasar. Nombres parecidos encontramos también en otros relatos, aunque no se puede dilucidar su significado etimológico, pero parece justificar la condición real de los personajes.


Detalle del fresco de la Basílica de San Apolinar el Nuevo (Rávena, Italia) (s.VI). Representación primitiva de los Reyes Magos, con gorro frigio, representando las tres edades del hombre.
Foto de www.licenciahistorica.com
La representación iconográfica de los Reyes Magos que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo influenciados por los aspectos antes mencionados y por las tendencias sociales o políticas. Se puede decir que han cambiado para estar siempre a la moda. En un principio se les representaba como tres varones blancos de edades diferentes: joven, mediana edad y anciano (representando las tres edades del hombre). En vez de coronas solían llevar un gorro puntiagudo, como identificación de su origen más probable, Persia, e imitando a los sacerdotes (magos) de este país. Posteriormente, cuando se decidió que eran reyes, se los representó ataviados con coronas. Alrededor del siglo XIV, influenciados por una tendencia de universalizar el cristianismo, que pretendía expandirse hasta los confines del mundo, los Reyes empezaron a ser pintados como representantes de las tres partes del mundo conocido o las tres razas descendientes de los hijos de Noé (Set, Cam y Jafet); fue en este momento cuando Baltasar empezó a ser negro, como representante de África y prácticamente es ahora cuando se consolida la imagen que ha llegado hasta nuestros días.


Adoración de los Reyes Magos de Hugo van der Goes (s.XV). 
Hasta aquí hemos hablado sobre los cambios que ha sufrido la imagen de los Reyes Magos. En la segunda parte, que vamos a publicar dentro de una semana, trataremos el tema de las reliquias y la influencia cultural de nuestros personajes durante la Edad Media.  

Para saber más
  • Detectives del pasado – “Los tres Reyes Magos”. Documental sobre la historia y las reliquias de los Reyes Magos.



2 comentarios:

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