Hagamos un
pequeño ejercicio mental. Imagina que vives en la Antigua Grecia, en Atenas. Es
el año 490 a. C. y toda la Hélade está siendo atacada por los persas. Antes de emprender
cualquier iniciativa en esta guerra has de recorrer unos ciento ochenta
kilómetros por la Vía Pítica, que discurre hacia el noroeste, hasta llegar al
santuario de Apolo en Delfos, pues necesitas consultar el oráculo antes de
tomar una decisión. Llegas al lugar, que se encuentra cobijado por el imponente
monte Parnaso y observas que otros muchos como tú han venido buscando consejo.
Tras detenerte a admirar el tholos de
Atenea Pronaia —literalmente, ante el santuario— y purificarte en la
fuente Castalia, decides continuar la marcha hasta el templo de Apolo, donde te
aguarda la Pitia. La ascensión está llena de ostentosos tesoros donados por
diferentes poleis. Por fin lo
contemplas.
El templo de
Apolo es imponente. Accedes y en su interior hay varias inscripciones, que se
atribuyen a los Siete Sabios de la antigua Grecia. Lees todas ellas, pero una
te atrapa: Gnothi Seauton —γνῶθι
σεαυτὸν: Conócete a ti mismo. ¿Qué
querrá decir? Es una sentencia muy sencilla que pone al ser humano en el centro
de la reflexión. Algo tan sencillo como instar al autoconocimiento ha iniciado
una corriente de pensamiento que ha perdurado a lo largo de los siglos (de
hecho es la base de los libros de autoayuda que triunfan actualmente). A pesar
de esa supuesta sencillez, no sabemos cuál es la verdadera intención de una
máxima tan breve como contundente. ¿Podría recordarnos que somos vulnerables?
¿Pretenderá animarnos a conocer nuestro interior para actuar correctamente?
Tendremos que quedarnos con la duda y reflexionar. Nosotros nos conformamos con
que dé nombre a este Blog.
Bien, ya hemos
hecho un pequeño ejercicio mental y hemos reflexionado un poco. Entremos en
materia: ¿qué fue exactamente el santuario de Apolo en Delfos? A modo de
contextualización habría que señalar que eran dos los rasgos comunes a todos
los antiguos griegos: la lengua y la religión, ya que a nivel político cada polis constituía un estado independiente
con leyes, costumbres, instituciones y sistemas de gobierno propios. Cada
ciudad-estado profesaba esta religión común mediante una serie de ritos
locales, como en el caso de las Panateneas en Atenas. No obstante, existía una
serie de santuarios panhelénicos —comunes a todos los griegos—, como el de Zeus
en Dodona, el de Asclepio en Epidauro y, por supuesto, el de Apolo en Delfos.
Panorámica del sitio arqueológico de Delfos en la actualidad. Fotografía propia. |
El templo de Apolo. Fotografía propia. |
El santuario
délfico está ubicado, como ya se ha esbozado al principio de este artículo en
las faldas del monte Parnaso, en el centro de Grecia, lugar que se creía que
habitaban las musas. La mitología relata que este lugar está considerado como
el omphalos — ὀμφαλὸς—, el ombligo
del mundo. Se cuenta que Zeus y Atenea discutían cuál era el centro de la
Tierra. Mientras que la diosa afirmaba que este lugar era Atenas, debido a su
predilección por dicha ciudad, Zeus optó por una solución más práctica: mandó
volar dos águilas desde cada extremo del universo y Delfos fue el lugar donde
se cruzaron.
Pero,
¿cuál era la función del santuario? Los antiguos griegos creían que el dios
Apolo se comunicaba con ellos por medio de oráculos, los cuales eran
transmitidos por medio de la Pitia. Por este motivo, los griegos acudían al
oráculo para ser orientados en la toma de decisiones. Con el tiempo el
santuario alcanzó una importancia tal que los gobiernos de las poleis no llevaban a cabo acciones
importantes sin una consulta previa.
Tholos de Atenea Pronaia. Fotografía propia. |
Cronológicamente,
el lugar estuvo habitado desde época micénica —en torno al siglo XV a.C.—,
aunque entonces no se veneraba a Apolo, sino a Gea, la Madre Tierra. A partir
del siglo VIII a.C. el santuario aumenta gradualmente su importancia e
influencia hasta alcanzar el cénit doscientos años después. En este momento
llegan a Delfos gentes de todos los rincones de Grecia para consultar el
oráculo.
Respecto al
funcionamiento del oráculo, no podemos dar una respuesta contundente si nos
remitimos a las fuentes clásicas, aunque éstas sí que nos dan algunas pistas. El
proceso que se seguía en el santuario era a grandes rasgos el siguiente: en
primer lugar tanto la Pitia (1) —mujer que servía a Apolo, que había sido escogida por sus cualidades y que se
encargaba de transmitir las profecías— como los consultantes se purificaban en
la fuente Castalia. Después, la sacerdotisa regresaba en comitiva hasta el
templo. Allí entraba en un estado de éxtasis o trance en el que, tras ser
consultada, daba una respuesta a los sacerdotes, quienes la interpretaban, la transcribían
y la facilitaban al consultante.
En
resumen, podemos decir que el santuario de Apolo en Delfos era un centro
religioso al que acudía gente de todos los rincones de Grecia buscando
respuesta a todo tipo de cuestiones, desde las más banales a las más cruciales.
Pero su influencia no se quedó en el plano espiritual, sino que abarcó también
el político y el social. Guió a consultantes de toda índole por medio de
vaticinios ambiguos que no siempre fueron imparciales. Por estos motivos podemos
concluir que Delfos era principalmente un lugar al que se acudía por motivos
espirituales, pero no hay que olvidar que fue también un centro de poder que en
cierta medida controló el devenir de la antigua Grecia asegurando su posición.
La fuente Castalia. Fotografía propia. |
Al principio
sólo se recibían visitas una vez al año, pero esta cuota se amplió a una vez al
mes dada la creciente demanda. Tal éxito se debía a que las predicciones eran
infalibles. Dicho de otro modo, las profecías eran tan enigmáticas o ambiguas
que el consultante las interpretaba como mejor le convenía y si éste se
equivocaba, la responsabilidad no era del oráculo, sino de una mala
interpretación. En efecto, la fama del santuario era tal que sobrepasó los
límites de la Hélade. Para que os podáis imaginar cómo eran los oráculos, aquí
tenéis un ejemplo muy ilustrativo. Es famoso el caso de Creso, rey de Lidia,
quien dudaba si atacar o no a sus vecinos persas. Consultó el oráculo y recibió
la siguiente respuesta: Creso, si cruzas
el río Halys destruirás un gran imperio. El rey, interpretando la profecía
como favorable, atacó y acabó siendo conquistado por los persas (y para colmo
la culpa era suya por no haber entendido el oráculo).
No obstante, parece ser que el santuario no funcionó siempre de la manera más ortodoxa. Es decir, en ocasiones no fue todo lo imparcial que debería haber sido, tal y como lo atestigua Heródoto. Según su testimonio, en algunas ocasiones el oráculo fue sobornado y en otras mostraba una inclinación o favoritismo hacia un bando determinado en un conflicto. No hay que olvidar que el santuario, que poseía un gran poder religioso, también tenía intereses políticos. ¿Qué consecuencias podía tener esto? Si tenemos en cuenta que los oráculos eran tenidos muy en cuenta por los consultantes, éstos podían influir en una decisión política o militar, que favorecería a los intereses de una polis concreta o del propio santuario ajustando, en última instancia, el devenir de la historia en favor propio.
Cerámica que muestra a la Pitia y al rey Egeo. Fotografía extraída de: http://divulgauned.es/la-inspiracion-la-pitia-delfos/ |
No obstante, parece ser que el santuario no funcionó siempre de la manera más ortodoxa. Es decir, en ocasiones no fue todo lo imparcial que debería haber sido, tal y como lo atestigua Heródoto. Según su testimonio, en algunas ocasiones el oráculo fue sobornado y en otras mostraba una inclinación o favoritismo hacia un bando determinado en un conflicto. No hay que olvidar que el santuario, que poseía un gran poder religioso, también tenía intereses políticos. ¿Qué consecuencias podía tener esto? Si tenemos en cuenta que los oráculos eran tenidos muy en cuenta por los consultantes, éstos podían influir en una decisión política o militar, que favorecería a los intereses de una polis concreta o del propio santuario ajustando, en última instancia, el devenir de la historia en favor propio.
A partir del
siglo III a.C. el santuario perdió influencia —debido en parte a la corrupción
interna— y entró en un largo proceso de decadencia que se acentuó con la
llegada del cristianismo. Su clausura tuvo lugar a finales del siglo IV de
nuestra era, cuando el emperador de la parte oriental del imperio romano,
Arcadio, cesó toda actividad en el lugar al considerar que su naturaleza era
demoníaca. Se ponía así punto y final a cerca de dos milenios de actividad.
Reconstrucción del santuario expuesta en el museo de Delfos. Fotografía propia. |
(1) La Pitia recibe este nombre
debido a que, según cuenta la mitología, en Delfos el dios Apolo se enfrentó y
venció a un monstruo llamado Pitón.
Para saber más
· El periodista y filólogo clásico Antoni
Janer habla de la historia del oráculo de Delfos en el programa Luces en la oscuridad de Punto Radio:
· Video blog de viajes en el que se hace una visita al sitio arqueológico de Delfos:
Bibliografía
Antiquitatem (2013): "Conócete a ti mismo", γνῶθι σεαυτὸν
(gnóthi seautón), nosce te ipsum, know thyself (know yourself), connais toi
toi.même, conosci te stesso, erkenne disch selbst.
[En
línea] es.antiquitatem.com/conocete-socrates-platon-filosofía [Consulta:
17-12-2016]
García, E. (2015): El
oráculo de Delfos en la historia de Grecia. Siglos VI-V a.C. Trabajo Final
de Máster. UNED, Madrid.
Guzmán, A. (2009): El
dios cuyo oráculo está en Delfos. Mundo clásico. Blog sobre cultura
clásica de Tendencias 21
[En
línea] http://www.tendencias21.net/clasico/EL-DIOS-CUYO-ORACULO-ESTA-EN-DELFOS_a33.html
[consulta: 31-12-2016]
Jiménez, A. (1992): «Religión y política en
Grecia: Temístocles y el oráculo de Delfos». Minerva, revista de filología
clásica, nº 6. Valladolid, pp. 61-82.
Martínez, R (2014): «El oráculo de
Delfos en la historia de Atenas según Plutarco de Queronea». Historiae, nº 11. Barcelona,
pp. 95-103.
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